BARES PORTEÑOS PARA DESPLEGAR SUS ENCANTOS

Como el movimiento se demuestra andando (o sentándose, en este caso), es importante brindar una nómina de lugares en los cuales desarrollar nuestros poderes seductores.

-Café Tortoni.

Histórico café de la histórica Avenida de Mayo. Todo lo que hable con ella pasará desapercibido, ya que sólo hay turistas de procedencias lejanas. El ambiente tanguero se prestará para una postura recia. Los mozos tienen casi tanta edad como el lugar, así que tenga paciencia. Las mesas mínimas y redondas se prestan para una gran cercanía con su presa. Trate de obtener, a posteriori, mayor cercanía que la del lugar (y no intente llevarse la mesa).

-The Kilkenny.

Pub estilo irlandés, ideal para el encuentro posterior al trabajo (el tan mentado “alter office”. Ubicado entre Marcelo T. de Alvear y Reconquista, le sirve para poder avanzar sobre una compañera de piso, y terminar los dos en el ídem. Como es un bar cervecero, es importante que demuestre un gran conocimiento de la bebida espumante, por lo que debería desarrollar un speach sobre sus variedades y marcas. Por el contrario, bajará puntos si, con el primer vaso, comienza a desvariar, confunde el nombre de su compañera, y tiene dificultades para regresar del baño.

-Los Angelitos.

Sobre Rivadavia, a pocas cuadras del Congreso, se trata de un bar recientemente reinaugurado, con una onda retro, que retrotrae a los años 40. Eso no implica que tenga que llevar ropa de esa época. Se caracteriza por estar atiborrado de mesas, incluso en lo que era la pista de baile. Suele estar muy concurrido, por lo que no sería extraño que deba esperar varios minutos antes de conseguir lugar. Trate de que su encanto no se diluya en esa espera. Cuenta con un subsuelo donde suelen exponerse fotografías de época, y puede acercarse a ella con la excusa de señalarle un detalle cualquiera de dichas imágenes.

-“El 22”.

Bar de hombres rudos que juegan al billar, en la intersección de Federico Lacroze y Alvarez Thomas, en el límite entre Colegiales y Chacarita. Queda muy cool citarla en un lugar que se mantiene más o menos igual a como nació, hace unos 80 años. El menú es bastante limitado (un café o un cortado), pero el encanto pasa por el aura barrial que lo rodea. Si se ubican cerca de la calle, casi no se escucharán los diálogos por el tránsito pesado que surca ambas avenidas. Lo beneficioso: no escuchará las pavadas que dice y quizás piense que es un hombre interesante. Es concurrido por personal de las productoras televisivas cercanas.

-“Casablanca”.

En diagonal al Congreso (Riobamba y Rivadavia), es obviamente muy visitado por legisladores y allegados y colaboradores de éstos. Su jugada es citarla en este sitio y aparentar ser un fuerte lobbista del Parlamento, aunque sólo se haya acercado a ese edificio para acompañar un cacerolazo. También se puede comer, pero no es conveniente degustar una milanesa napolitana mientras intenta mostrarse tierno y delicado. Cada tanto salude a alguno de los presentes, para simular tener contactos. Si ninguna de estas personas le responde, salve la situación diciendo que son espías de la SIDE.