TENGA LA ACTITUD CORRECTA (DEJE DE SER UN PELELE)

SEA UN AUDAZ

No hace falta escucharlo a Fito Páez para darse cuenta de que, con las mujeres, “es una cuestión de actitud”.
De hecho, al compositor rosarino nadie le envidiaría sus facciones, aunque sí sus conquistas.
Por eso es importante que muestre una alta cuota de audacia.
Ello no significa que se trepe a los techos o que invite a pelear al carnicero (lo que además puede costarle la totalidad de sus piezas dentarias).
Lo importante es mostrarse audaz con ella y para ello es fundamental no dejar pasar "el momento" de encararla. Si lo hace, ingresará en el camino sin retorno.
La mujer pensará que no se animó, o que no le interesó, o que tiene varias facetas gays; todas opciones lapidarias para usted.
Siempre es mejor hacerle una propuesta altamente íntima o directamente avanzar sobre su humanidad, cual avezado explorer.
Si no accede, a la chica le quedará la duda sobre cómo hubiera sido el encuentro corporal, lo que puede redundar en beneficios a futuro, cuando quiera despejar incógnitas.
Dichos beneficios, no obstante, podrían surgir pasado cierto tiempo, cuando haya tenido tres o cuatro hijos, atravesado dos matrimonios, y consumido una dotación importante de flanes. Eso no es conveniente.
Por supuesto, tampoco se propone intentar sacarle la blusa con los dientes apenas le haya informado cómo se llama. La idea es sólo hacerle notar de sus carnívoras intenciones.
Para que le quede claro: salvo que su presa sea una carmelita descalza, si después de tres salidas no la avanza, pensará que es impotente y le cortará el teléfono.

SEA UN HOMBRE MISTERIOSO

A veces el silencio cuando se conoce a otra persona resulta muy positivo.
Hace pensar que oculta cosas, incluso fascinantes, y no que su vida se agota en las dos o tres pavadas que ya le contó.
Sepa que no tiene por qué narrarle de sus problemas digestivos o de su fobia a los hamsters durante el primer café que tomen juntos. Así perderá inmediatamente el encanto, y para eso está el matrimonio.
La idea es que ella nunca termine realmente de conocerlo ni de saber bien qué piensa, aunque usted piense realmente poco y nada, y sólo haga esfuerzos mentales para recordar la formación de River del pasado domingo.
Por ejemplo, si debe ir a la casa de su madre para regar las plantas, deberá omitir esa información y sólo decirle a su chica que tiene “algo que hacer”.
Si llega tarde porque no conseguía monedas de cinco centavos para el colectivo, simplemente dirá “tuve problemas”.
En esa misma línea, no debe dejarle cinco o seis teléfonos más algún código postal, para que lo llame en cualquier momento, ya que así estará demasiado disponible (léase, demasiado regalado). Lo que está siempre disponible no se codicia, porque queda al alcance de nuestra mano.
En esa línea, no hace falta que le proporcione su número de tarjeta de crédito u hora de nacimiento. O que le exhiba diapositivas de su infancia. Son cosas que puede guardarse para más adelante.
Tampoco debe pasarse al otro extremo y sólo proporcionarle un alias y decirle escuetamente que vive en la ciudad o alrededores, ya que pensará que es un ex convicto o evasor impositivo.
Lo idea es un término medio: un hombre difícil de escrutar, que no revela todo lo que siente, con esa mirada pava que lo caracteriza.

MUESTRESE INDEPENDIENTE

Aunque no lo admitan, lo que ellas quieren a su lado es alguien independiente, que resista a sus naturales ansias de control. Así son de contradictorias ellas.
Por eso es importante que tenga vida propia. Y si no la tiene, no dude en inventarla.
Un ejemplo: desaparezca largas horas acusando múltiples actividades, aunque sólo haya ido al zoológico para ver la presentación del nuevo yacaré.
O simplemente rechace alguna invitación de ella, argumentando otras prioridades, aunque realmente en su vida no haya ninguna.
Como sea, evite actitudes perdidosas, tales como aparecerse en el trabajo de la dama, o visitarla día de por medio. Sólo hará que se harte de usted antes de lo previsto.
Si la espera en la puerta de la casa asiduamente, sólo conseguirá que ella decida ocultarse en el bar de la esquina, hasta que se vaya.
También es fundamental que muestre independencia de su madre, por más que le siga lavando la ropa interior todas las semanas. La frase “mi vieja cocina mucho mejor las milanesas” puede ser terminal.
Otro error garrafal es no dejarla salir con las amigas, por más que ellas dediquen casi toda la salida a criticarlo (con razón la mayoría de las veces).
Es una ley de la física que el que está encima del otro, termina por asfixiarlo.
Es más: si muestra que no le importa lo que ella hace con su vida social, empezará a preocuparse por lo que hace usted con la suya. Así son los tiras y aflojes de las relaciones humanas.
Tampoco es necesario que le deje media docena de mensajes telefónicos. Uno solo alcanza para hacerle saber que la llamó.
Si su media naranja tiene la voluntad de discar su número, no le diga la lamentable frase “gracias por llamarme”, ya que parecerá de la Cruz Roja.
No es conveniente atender al primer “ring” telefónico, con tono desesperado. Es mucho mejor hacerlo con voz despreocupada e incluso con voces de fondo (aunque sea de vecinos que se pelean).
El punto es que se muestre como un ser independiente, cargado de múltiples actividades, pese a tener menos ocupaciones que la realeza británica.

CULTIVE EL HUMOR

El humor es un gran recurso: revela una personalidad amena y ligera, quizás medio naba. Por eso es fundamental que la haga reir, especialmente antes de llegar a la cama y no sobre ella.
Una clave es tomarse a risa a uno mismo, sobre todo para anticiparse a las cargadas de los demás.
Debe decirse que hay excepciones. Nadie tiene menos gracia que Luis Miguel y sin embargo su vida amatoria es sumamente activa (especialmente comparada con la suya).
Por supuesto, si al cuarto chiste ella se mantiene inmutable, no insista: nada es peor que un obtuso queriendo parecer gracioso, y no sería extraño que usted tenga menos luces que el Camino de Cintura.
Armese de chistes para cada ocasión, en lo posible de cierta actualidad (que no hayan sido usados varias veces por Benny Hill).
Así mostrará gran repentización con su chica y no sospechará que todas sus gracias las preparó antes de salir.
Debe apuntarse que, en algunos casos, el humor no funcionará aunque tenga todas las luces encendidas. Si la chica es una completa amargada, le aplicará un sonoro cachetazo cuando se harte de sus comentarios.
Si le cuesta entender sus chistes y le pide que se los explique, tampoco habrá efecto. Claro que, si es tan boba, quizás pueda tener sexo con el pretexto de hacerle masajes, sin que se de cuenta.
Por último, no es aconsejable hacerle chistes claramente sexuales a una testigo de Jehová. Sólo conseguirá que le lea varios versículos según los cuales deberá concurrir al Infierno.